Ayer concluí la lectura de «Middlesex«, una novela del estadounidense Jeffrey Eugenides (su primera novela fue «Las vírgenes suicidas«, llevada al cine por Sofía Coppola). Desde sus primeras páginas se da uno cuenta de que se trata de una obra mastodóntica, de casi 700 páginas (no en vano el autor tardó ocho años en escribirla) pero a su vez bien hilada, sin apenas grietas. Encontramos dentro de la misma novela tramas que se podrían ubicar dentro de diversos géneros narrativos (algo tan propio del posmodernismo) tales como la novela histórica, la novela de costumbres americana, la bildungsroman del protagonista, etc.

 

El protagonista de la novela y narrador de la misma de forma omnisciente (pese a que en algunos hechos puntuales como en la vida de sus abuelos en la Turquía de 1922 obviamente no estaba presente, el autor lo usa como licencia narrativa) es Calíope Helen Stephanides, un hermafrodita que es educado en sentido femenino hasta los 14 años; al entrar en la pubertad y pese a su educación la genética y las hormonas empiezan a hacer estragos en su cuerpo y sus emociones y «renace» como chico. La novela nos presenta varias cuestiones interesantes como la búsqueda de la propia identidad, algo bastante en boga en la literatura actual, pero le añade el contenido de la «problemática» sexual; también es interesante el debate que se genera en la novela sobre si en un hermafrodita es más importante para determinar el sexo predominante la genética o la educación que recibe desde su nacimiento.

 

La novela se sitúa principalmente en tres arcos temporales: el actual del protagonista, Calíope o simplemente Cal, a principios del siglo XXI en Berlín; el de la infancia y pubertad de Cal, de 1960 a 1975 en Detroit; y por último el de los abuelos de Cal, Lefty y Desdémona, cuando huyen de Asia Menor en 1922 por la invasión turca sobre el pueblo griego y llegan a USA, dónde ya vivía su prima Surmelina. En este arco temporal Cal cuenta la historia de sus abuelos de forma omnisciente como ya hemos comentado anteriormente.

 

La novela pese a su extensión no se hace larga ni farragosa y se disfruta de todos los elementos que de ella participan. Se trata de una obra muy recomendable y que hace pensar en temas poco comunes.